lunes, 23 de mayo de 2011

Debacle del coño sanitario

Gracias a las medidas tomadas por tres señoras en su puesto del Ministerio de Sanidad, el PSOE, la fuerza política clave en la España del siglo XX, ha sufrido la mayor derrota electoral de su historia. La falta de sensibilidad y el autoritarismo, cualidades que se consideraban propias de partidos de derechas, florecieron de la mano de estas sujetas en los gobiernos de Zapatero. Un trío de coños exquisitos, Salgado, Jiménez y Pajín, y las políticas prohibicionistas por ellas impulsadas, y por el presidente que las eligió y el partido que las apoyó, deja a la izquierda española como recién parida: en pañales. Las benéficas medidas por ellas propuestas, y jaleadas por importantes medios de comunicación, como la Cadena Ser o Público, amén de muchos otros que  seguramente trabajaban para el enemigo, como altos cargos del ministerio de Sanidad, pueden estar contentos. Gracias a las políticas del humo, el Partido Popular gobernará en todos los rincones de España. Y por mucho tiempo.
Pero la cosa ya venía de atrás. La etapa de Felipe González al frente del gobierno acabó precisamente  por una razón similar: la aprobación de la famosa ley Corcuera, que prohibía el consumo de drogas en público. Y hace cuatro años, en vísperas de las elecciones municipales y autonómicas, una ley antialcohol impulsada por Elena Salgado fue frenada in extremis, después de que de José Bono la calificase de “disparate total”.
Pero en fin, la banda iluminada que gobierna el PSOE trabaja a golpe de encuestas: el 80% de los españoles está a favor de la ley antifumadores. Pues ahí la tienen. Si no nos dejan fumar, nunca volverán a ganar. Por cojones.
Por no hablar de la alucinante revolución simbólica que el trío de coños ha imprimido al Partido Socialista. De ser visto como el partido de las libertades, ha pasado a ser una especie de reserva de marisabidillas coñazos que pretenden gobernar el país como una ama de casa gobierna a su familia. Ahora, y gracias a los resultados electorales, tendrán su gran oportunidad. Vuélvanse a su casa.

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