lunes, 27 de junio de 2011

Filipinas y la mala España

Por razones que ignoro parece que son las Islas Filipinas una tierra propicia al escaqueo, donde el común de los mortales, antes de responsabilizarse de sus actos, busca siempre un chivo expiatorio al que colgarle el muerto, de modo que son siempre otros los culpables de los males de uno. Es el caso que al parecer España es la mala de la película en esta chunga historia filipina de limpiarse enmierdando; España, la potencia colonial que inventó al filipino, pues de no haber terciado ella y sus misioneros y navegantes, no existirían las Filipinas, ni por supuesto los filipinos, ni nada filipino habría en este mundo. Y por mucho que se intente, y se cambien los nombres, y se diga Pilipinas, Philippines, Maharlika , Bansa Malaya, o lo que cualquier descerebrado agringado pueda inventar en tan desdichadas islas, filipinas serán hasta que se apague el sol, como dijo Balmori.
Y viene este berrinche a cuento de que se culpe de la poca hispanización de Filipinas a España (quiero entender que hispanización quiere decir aquí castellanización), olvidando los terroríficos 48 años de tiranía norteamericana, y los millones de filipinos despachados al otro mundo en aras de su benévola civilización,  por no hablar del ataque criminal del Japón fascista, que abandonó Filipinas dejando una horrenda riestra de masacres de civiles tras de sí. Pero mire usted por donde los males de Filipinas se deben a España, de ninguna manera a las potencias imperiales que invadieron , destruyeron y masacraron la nación. Y por supuesto nada tienen que ver en esto las élites caciquiles creadas al calor del poder imperial americano, que a día de hoy siguen controlando el país,  ni por supuesto el filipino medio, si es que tal cosa existe, que bastante tendrá con buscarse el sustento como para andar preocupándose del desvarío ahispánico de las islas. En fin, que la película de la mala España estamos aburridos de verla y oírla y ya va siendo hora de cambiar de rollo. Este apesta.